A estas alturas ¿quién se cree que todo lo que nos han enseñado a lo largo de los años sea verdad? ¿Quién puede garantizar que está en posesión de la razón?
En realidad, estas afirmaciones son “palabras mayores” y hoy no vamos a debatirlas.
Lo que sí vamos a revelar es que, según el neuro científico Alan Cowen y Dacher Keltner, profesor de psicología en Berkley (California), han hecho un estudio en el que han contado con la participación de 853 personas de ambos sexos, en el que pretendían revelar que existen más de 6 estados de ánimo, como se creía hasta ahora: felicidad, tristeza, ira, sorpresa, miedo y disgusto.
Según estos dos investigadores, se han llegado a identificar un total de 27 categorías diferentes de emoción.
Para llegar a esta conclusión, se mostraron 2500 vídeos con la intención de provocar emociones en esas personas. Vídeos de bebés, bodas, sexo, accidentes, etc. Tras las visualizaciones, les pidieron que describieran las emociones que habían percibido y valoraran su intensidad. Más de la mitad de ellos coincidieron en esas emociones y también vieron que las veintisiete categorías se relacionaban entre sí, por eso, diseñaron un mapa tridimensional.

“Nos dimos cuenta de que necesitábamos contar 27 dimensiones diferentes, y no seis, a la hora de especificar cómo decían sentirse cientos de personas en respuesta a cada vídeo”, explica en el sitio web de este centro universitario de California uno de los autores del estudio, Dacher Keltner, profesor de Psicología y experto en Ciencia de las Emociones.
El listado
¿Cuáles serían esas 27 dimensiones distintas? Admiración, adoración, aprecio estético, diversión, ansiedad, asombro, incomodidad, aburrimiento, calma, confusión, anhelo, aversión, dolor empático, embelesamiento, envidia, emoción, miedo, horror, interés, alegría, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual, simpatía y triunfo.
Pero el estudio llega más allá, porque asegura que, en contraste con la creencia de que cada estado emocional vendría a ser como una especie de isla, “hay gradientes suaves de emoción entre, por ejemplo, el temor y la tranquilidad, el horror y la tristeza y la diversión y la adoración”, comenta Dacher Keltner.
La cuestión, según explica por su parte el autor principal del estudio, Alan Cowen, estudiante de doctorado en Neurociencia en la Universidad de California en Berkeley, sería que el ser humano no tendría grupos finitos en el mapa de nuestras emociones, sino que todo estaría interconectado. “Las experiencias emocionales son mucho más ricas y con más matices de lo que se pensaba”, subraya.
Y ser consciente de todo ello podría resultar de ayuda en diferentes campos de investigación. “Nuestra esperanza es que nuestros descubrimientos ayuden a otros científicos e ingenieros a capturar con una mayor precisión los estados emocionales que subyacen en los estados de ánimo, la actividad cerebral y las señales expresivas, lo que conduciría a mejores tratamientos psiquiátricos, a una comprensión de la base cerebral de las emociones y a tecnología sensible a nuestras necesidades emocionales”, añade Cowen.