Parece que esto de la Violencia de Género sea poco más que una noticia en la prensa o un titular de las noticias.
Pero es algo más que mucho más. Es una situación que viven infinidad de personas; mujeres y hombres. Madres, padres, hermanas, primas, amigas; compañeras y compañeros de trabajo, personas adultas, que aparentemente viven sus relaciones con normalidad, y que, sin embargo, viven en un infierno íntimo, silencioso y silenciado por el miedo, por la vergüenza.
Esta lacra vive instalada en nuestro alrededor, y no nos damos cuenta del daño que hace. Porque no sólo se lo hace a las personas adultas; convierte en un infierno la vida de las niñas y niños que tienen la mala fortuna de nacer en ese núcleo de agresividad y violencia.
Hay demasiadas preguntas e insuficientes respuestas.
¿Qué lleva a una persona a llegar a maltratar a otra, normalmente a alguien a quien se supone que se quiere?

¿Cómo llega una persona a permitir que aquella en la quien confía, le maltrate, le insulte, le pegue…que llegue a matarla?
¿Qué puede hacer la persona maltratada para que alguien la ayude sin incrementar el riesgo?
¿Qué puede hacer quien maltrata para aprender a controlar ese impulso animal?
Estas son las preguntas normales, las “standar”, las fáciles. Sin embargo, existen otras más complejas.
¿Qué podemos hacer las personas del entorno de una persona maltratada para alejarla de su particular situación sin perjudicarla, sin arriesgar su vida? Ya no sólo a nivel práctico, sino a nivel legal.
¿Si alguien descubre que su hermana o hermano está siendo maltratada o maltratado, puede hacer una denuncia sin el consentimiento de la víctima? ¿Puede presentarse en su casa para hablar con el/la agresor /agresora para intentar ayudar, sin meterse en un lío legal?
¿Quien puede ayudar a las víctimas? ¿Dónde pueden pedir asesoramiento los agresores para aprender a controlar su agresividad?
¿Dónde se pone el límite para decir que una actitud se puede considerar como violencia de género? ¿Un grito, un empujón, una bofetada, una paliza?
¿Es acaso en el número de veces que suceda esa situación? ¿ La primera vez es un arrebato y ya está? ¿La segunda ya indica que aquello va a seguir en aumento? ¿Empieza con un grito o directamente se pasa a las manos?
¿Qué puede hacer una víctima si es menos fuerte que quien agrede, pero quiere defenderse? ¿Puede utilizar algún objeto para ello, sin convertirse ella en agresora?
¿Existen suficientes organizaciones para poder asesorar a todas las víctimas que pueda haber?
¿Se pueden organizar grupos de apoyo anónimos para dar cobertura a personas cuyas vidas corren peligro? ¿O la de sus hijos? ¿Existen apoyos legales, psicológicos o económicos para que eso pueda llevarse a cabo?

Toda acción del gobierno, de las asociaciones de mujeres y de ayuntamientos está bien, sin embargo echo de menos acciones de grupos de personas anónimas, hombres y mujeres, que se organicen para esta misma causa. Es muy de agradecer que se manifiesten esos grupos de personas cuando han matado a alguna persona, pero es obvio que esa es la parte final, cuando todo lo demás ha sido insuficiente.