Introducción.
Uno de los fundamentos del Proyecto Dcara es la lucha contra la violencia de género.
Pretendemos abordarla desde diferentes frentes: la divulgación, la sensibilización, la formación y la creación de oportunidades laborales y sociales.
Las tres primeras las vamos a realizar a través de una de las secciones de esta revista, y para ello, a partir de ahora tengo el enorme privilegio de contar con la colaboración de una persona a la que considero especialmente rigurosa con todo lo que se propone. Le he pedido que me ayude a hablar y desarrollar todo lo que tiene que ver con la Violencia de Género, ya que, si no la primera, es de las primeras profesionales que se dedican a la formación sobre “igualdad”
Permitid que os ponga en antecedentes.
Hace más años de los que me gusta reconocer que coincidimos en el mismo sitio en un mismo momento. Aquel hecho se repitió durante una larga temporada. Al principio sólo compartíamos algunas patadas en el gimnasio. Después nos conocimos fuera, en otro entorno, y poco a poco, con respeto, con afecto y confianza, fuimos creando una amistad… que se paró de golpe.
Yo me fui a vivir a Girona y ella se quedó en Lleida. No hubo explicaciones, no hubo preguntas ni llamadas ni mensajes… sólo silencio y una extraña sensación de vacío dentro de mi corazón.
No sabía qué había pasado. De hecho, no sabía siquiera si había pasado algo; en cambio, no encontraba la forma de romper aquella situación, de resolverla.
A lo largo de mi vida he tenido muestras de que cuando he deseado algo de verdad, desde lo más profundo del corazón, por complicado que pareciera, se han generado las circunstancias para que eso aparezca.
Aquel deseo de recuperar a Maite, mi amiga Maite, era tan y tan fuerte, que pocos años después de aquella pausa, de aquel paréntesis, nos encontramos casualmente en un local de Girona. Me quedé paralizado. El corazón empezó a palpitar a doscientos por hora; quise no llorar porque no sabía si tenía que hacerme el fuerte o ceder a mi sentimiento de querer abrazarla. Sus ojos y su: ¡¡¡Joan!!! Fueron la respuesta.
Desde entonces hemos vuelto al punto de partida. Cada uno en su casa, cada uno con nuestras vidas, pero con un vacío rellenado.
Ahora, Maite es mi primera colaboradora en la revista y antes de publicar el primero de sus artículos, quiero hacer una presentación como se merece.
Os presento a Maite Ojer Blasi.
ENTREVISTA
¿Quién es Maite Ojer?
¡Ostras, la primera en la frente! Soy Maite Ojer Blasi porque he decidido aceptar esta parte de las cosas que provienen de mi legado familiar, pero básicamente soy Yo, como dice Virginia Satir; y la verdad es que me ha costado mucho entenderlo. Descolonizarse es una tarea difícil y nada clara. Lo intento.
“En todo el mundo no hay nadie exactamente como yo, aunque hay personas que tienen partes que se parecen a mí. Por lo tanto, todo lo que sale de mí es autenticamente mío, porque yo solo lo elegí”. Virginia Satir
¿A qué te dedicas, actualmente?
Soy experta docente en Promoción para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres en el Centro de Innovación y Formación Ocupacional de Lleida. Por otra parte, dirijo piezas escénicas.
En pocas palabras (porque lo ampliaremos en otra sección) ¿cómo definirías el término: Igualdad?
Como una gran trampa. Si pretendemos que las personas sean iguales, nos convertimos en Hitler. Creo que tenemos que hablar de “equidad” y de mismos derechos. Estos dos conceptos son nuestra única posibilidad de sobrevivir como especie… así que deberíamos ser un poco más inteligentes y hacer un mundo más sostenible ¿No te parece?
¿Qué te lleva a dedicarte a esto?
La vida, sin duda. Como casi todos, provengo de un mundo machista que me ha hecho sufrir mucho. He visto como los demás lo hacían igualmente, tanto mujeres como hombres y, especialmente aquellas personas no héteronormativas. Como decía Simone Weil: si soy espectadora de un crimen y no hago nada, entonces soy cómplice. Así que me puse a estudiar, a investigar y hacer del activismo mi forma de vida. No tenía más remedio.
¿Qué otras especialidades has desarrollado a lo largo de tu carrera?
Todo lo que he hecho ha tenido que ver con el activismo feminista. Desde ser la primera entrenadora de artes marciales, a crear una compañía de teatro que trabaja con la perspectiva de género con la que he trabajado 30 años. Ahora toca la docencia. Soy una privilegiada, siempre he conseguido hacer lo que deseaba, incluso ganarte en nuestros combates de Tae Kwon Do, ¿recuerdas?
(Sí, lo recuerdo. Su patada vertical “Ap chagui”, creo, era imparable)
Imagina por un momento que tienes la seguridad de que, haciendo aquello que más te gusta, podrías vivir sin problema ¿Qué harías?
Lo he hecho siempre, eso. Creo, sin embargo, que cabe distinguir entre el Estado del Bienestar que nos han hecho “comprar”, es decir: tener un trabajo lo más exigente posible para poder comprar un montón de cosas que no necesitamos y así poder pertenecer al grupo, y la vida que vale la pena vivir. Yo he podido tenerla casi siempre
¿Cuáles son las tres cosas más importantes en tu vida?
El amor a todo lo que hago, digo, respiro. La dignidad de las personas. Estar viva de manera cualitativa.
Si pudieras hacerlo ¿cuáles son las tres principales cosas que te gustaría cambiar del mundo?
La muerte y el sufrimiento de miles de personas que provoca y es inherente al capitalismo.
La mentira. Todo tipo de opresiones.
¿Qué es lo que más te gusta del mundo?
El mundo.
¿Crees que sabemos disfrutar de las cosas hermosas igual que criticamos las feas?
Yo lo intento cada día y no siempre sale bien. El resto de personas… ni idea, pero tengo claro que nadie sufre de forma voluntaria. Nos hacen falta unas buenas gafas para reconocer las causas del sufrimiento, aunque nos parezca que no existe.
¿Si fueras una palabra, cuál sería?
Volar

… gràcies Maite.

Dóna gust llegir-la a l’entrevista i dóna gust escoltar-la quan tenim l’avinentesa de trobar-nos. Una gran persona, la Maite! La seva vitalitat és imparable!
Sin duda una mujer admirable en todos los aspectos.