Si te digo que pienses en esas personas “especiales” que hay en tu vida ¿quién aparece en tu mente? Mamá, papá; una hermana, un hermano, esa amistad de toda la vida, tu pareja, tu hija, tu hijo…
Si te pido que recuerdes cuántas veces le has dicho lo mucho que valoras vuestra relación ¿sabrías responderte?
¿A cuántas personas has conocido a lo largo de tu vida? ¿A cuántas de ellas has perdido? ¿Por cuántas has derramado lágrimas?
¿Te has parado a pensar alguna vez por qué han desaparecido de tu vida?
¿Has reflexionado alguna vez qué hace que algunas personas se queden contigo y otras desaparezcan de tu lado?
Yo lo hice hace poco. Resulta que al cumplir los cincuenta me di cuenta de cuántas personas habían pasado por mi vida y, sin darme cuenta, desaparecieron. Son muchas. Algunas con motivos racionales. Un engaño, un error, un malentendido… hay tantas explicaciones ¿verdad?
También me paré a pensar en las que siguen conmigo, claro.
¿Por qué me acompañan? ¿Por qué me escuchan o me siguen o me cuidan?
Estuve analizando por qué unas se fueron y otras se han quedado. Por qué unas no han seguido a mi lado y otras siguen aquí, pase lo que pase.
Resulta que hay tres valores que faltaron en las que se fueron y que prevalecen en las que se han consolidado.
Me gustaría compartir estos valores contigo:
El Amor es el inicio. El Respeto es la consolidación. La Confianza es el resultado.
Después de aquella profunda reflexión, sentí la necesidad de crear una insignia, un emblema, que simbolice estas relaciones que perduran y le pedí a mi esposa, Nausica, que hiciera una joya. Una pieza que sirva para agradecer, para rendir homenaje, para fortalecer ese vínculo con tu madre o con tu padre; con tu hija o con tu hijo; con tu hermana o tu hermano, con esa amiga o amigo especial y, cómo no, con tu pareja.
Me siento sumamente emocionado y feliz por poder compartir contigo esta joya. Porque quiero que tengas en tus manos una nueva manera de sorprender, de emocionar, de valorar cuánto aprecias esa relación que tanto aporta a tu vida.
